Si quieres que en tu clase escriban sin darse cuenta de que lo están haciendo, lo primero es planteárselo como un juego. Como en todo juego, este también tiene sus instrucciones, que podrás adaptar de una clase a otra pero que tienen que mantenerse para que la actividad tenga sentido:
No corrijas según escriben. Déjales hacerlo, aunque lo hagan mal. Ya llegará el momento de poner las bes y las uves en su sitio más tarde, se trata de disfrutar y que se enganchen a escribir.
Siempre que sea posible, hazles trabajar en grupos. Dos pares de ojos ven más que uno, y dos cerebros (o tres, o cuatro, pero nunca más) piensan mejor que uno. En grupo les da la sensación de que el esfuerzo es menor y se acentúa la sensación de juego. Cuidado con los que aprovechan para no hacer nada: esos igual mejor en pareja.
Déjales claro que no vale para nota (aunque sea mentira). Toma todos los apuntes que necesites, fíjate en qué fallan, apunta (a escondidas) lo que te haga falta, pero no les digas que lo vas a evaluar. No recojas el producto final para guardarlo, pero…
Publica lo que escriben. Siempre. Que sepan desde el principio que el público no vas a ser tú, sino el resto del colegio o incluso sus familias, si lo pones en el blog del aula. Te recuerdo que publicar no significa contactar con el periódico local de tu ciudad, sino simplemente pegar el producto final en el pasillo.
No les des tiempo a aburrirse. Si un grupo ha terminado, ten preparada una actividad de continuación (quizás pasarlo a limpio en el ordenador, por ejemplo). Que todo el mundo esté trabajando siempre. Los problemas de comportamiento surgen, por norma general, cuando se aburren.
5 actividades que les engancharán a la escritura
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