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viernes, 6 de abril de 2018

Aprender a reconocer el Trastorno por Déficit de Atención en los niños



3 Síntomas del TDAH y sus características principales

A pesar de que casi todo el mundo ha oído hablar del TDAH pocos padres saben de qué se trata y cómo identificarlo, ya que es complicado detectarlo y aún más diagnosticarlo.
Se sabe que tiene un origen neurológico gracias a las nuevas técnicas de diagnóstico basadas en el mapeo cerebral. Se han identificado las principales zonas del cerebro afectadas por él: el córtex pre-frontal, los ganglios basales, el córtex parietal y el cíngulo anterior. Estas zonas están relacionadas entre sí, e influyen en la impulsividad, la hiperactividad y la falta de atención, que son los 3 síntomas principales del TDAH que se detectan cada uno por las siguientes particularidades:

Hiperactividad

  • No se pueden quedar sentados ni aunque la situación lo requiera.
  • Si lo hacen no dejan de mover las manos y los pies sin descanso además de cambiar de postura.
  • En situaciones inapropiadas corren o saltan, no se están quietos.
  • Tocan lo que no deben metiéndose en los asuntos de los demás.
  • Siempre se están moviendo como si “no se apagaran”.
  • Hablan demasiado.
  • Tienen accidentes a menudo.



Impulsividad

  • No piensan antes de actuar. No miden las consecuencias y aun cuando ya se han visto afectados por sus impulsos, siguen sin aprender.
  • Interrumpen constantemente a los demás.
  • Esperar su turno es un reto. Son muy impacientes.
  • Normalmente no admiten disciplina.
  • No previenen ni planifican.
  • No dejan terminar la pregunta y responden de forma brusca.
  • Se meten sin permiso en los asuntos de los demás.
  • No son conscientes del peligro y llegan al límite.
  • Se frustran con facilidad.




Déficit de atención

  • Les cuesta mantener la atención en juegos o tareas.
  • No se prestan a actividades en las que haya que pensar.
  • No prestan atención a los detalles y suelen tener dificultades en el colegio con las explicaciones o los deberes.
  • Parece que no están escuchando cuando se les habla.
  • No se concentran en una cosa, se distraen con excesiva facilidad.
  • No acaban lo que están haciendo, les cuesta seguir instrucciones.
  • Son olvidadizos y pierden a menudo útiles y cosas personales.
El diagnóstico suele ser erróneo tanto por exceso como por defecto: o bien a cualquier niño inquieto se le tacha de “hiperactivo” o bien ante un problema de conducta real se culpa, por ejemplo, a la educación de los padres. Todo esto genera confusión en la familia y puede desembocar en un conflicto que genera estrés y ansiedad para el niño y los que le rodean. Por eso es importante que aparte de observar si el niño muestra los síntomas que hemos descrito, tengamos claros que se cumplen los puntos que damos como referencia a continuación, ya que cualquier niño puede experimentar los síntomas por un período concreto de tiempo debido a cambios en su vida o enfermedades, por ejemplo:
  • Presencia de síntomas desde antes de los 7 años.
  • Pasa por igual en casa que en la escuela, el lugar no influye.
  • No hay mejoría, incluso va a más.
  • No tiene explicación por otro trastorno o problema médico.
  • Presencia de 6 o más síntomas durante al menos un semestre

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