De modo recurrente, se ha exigido al Estado precisar las políticas, estrategias y mecanismos que garanticen el derecho a una educación de calidad para todos. En esta exigencia se ha hecho presente la interrogación por la calidad, la pertinencia y la eficacia del trabajo docente, por su formación y las condiciones del ejercicio de su labor.
Responder a esta demanda específica sobre la función del magisterio nos confronta
con un reto singular: realizar cambios en la realidad de la profesión docente,
es decir, en su identidad profesional, en su formación y su cultura, en los
paradigmas que guían sus prácticas pedagógicas. Los motivos del cambio son
estructurales, pues obedecen a transformaciones en la sociedad, en la cultura,
en la producción del saber y en la necesidad de contribuir, desde la educación,
a la conformación de sociedades más equitativas, democráticas y con altos niveles
de desarrollo humano.
Son necesarios cambios profundos en la práctica de la enseñanza, en los mecanismos para profesionalizar el trabajo docente y revalorar el saber pedagógico de los maestros en la sociedad. Ese es el desafío que el Estado peruano, los docentes y la sociedad requieren afrontar de manera concertada, colaborativa y sostenida. En esta orientación, se requiere concordar previamente una visión prospectiva de la profesión docente con los diversos actores involucrados en el ejercicio, promoción, desarrollo y regulación de la docencia.
Son necesarios cambios profundos en la práctica de la enseñanza, en los mecanismos para profesionalizar el trabajo docente y revalorar el saber pedagógico de los maestros en la sociedad. Ese es el desafío que el Estado peruano, los docentes y la sociedad requieren afrontar de manera concertada, colaborativa y sostenida. En esta orientación, se requiere concordar previamente una visión prospectiva de la profesión docente con los diversos actores involucrados en el ejercicio, promoción, desarrollo y regulación de la docencia.
0 comentarios:
Publicar un comentario